Trabajo


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Ahora mismo intento descansar después de un día que se podría definir como agotador.
Estamos de obras, levantando soleras, tirando paredes, y luego volviéndolas a hacer.

A todo esto todavía sigo renqueante de mi dolor de espalda de ayer. Esta mañana me he levantado algo mejor, pero con muy poca confianza en que pudiera hacer algo más que moverme con cierta comodidad.
Pero aún así había que hacer cosas,y qué mejor manera de saber si se puede que intentarlo. Me puesto manos a la obra y primero un poco de martillo percutor para quitar parte de la solera de cemento y parte de la pared. Sin ningún problema salvo algún movimiento descontrolado que hacía que doliera un poco la espalda. Hemos probado con la pala para cargar la tierra, pero al primer gesto me ha dado un latigazo y ahí ha acabado el intento.
Cortar, clavar y atar unas varillas para el forjado. Ir a tirar la tierra a un olivar para luego rellenar con ella las bancadas de los olivos y después a comer.
Todo iba más o menos bien,y mi espalda respondía bien aunque siempre con prudencia.
Por la tarde tocaba hormigonar la solera. Para eso hay o había una hormigonera de reparación casera con la que haríamos el cemento. Pero tras un par de hormigoneras ha empezado a dar problemas hasta que ha pasado lo inevitable y se ha roto.
Quedaba casi todo por hacer y no había hormigonera, así que lo que era cargar cuatro paladas de arena y un poco cemento se ha convertido en hacer la masa a mano removiendo con un legon la arena y el cemento para que se mezclaran y luego esto con el agua. Y así si que ha protestado la espalda, pero no la ha quedado más remedio que aguantarse y estarse toda la tarde haciendo masa, cargando arena, carretillas y todo con prisas para poder acabar antes de que se hiciese de noche.
Al final se ha logrado, pero la paliza que tengo encima no me la quita nadie. ¡¡¡Y luego dicen que el fin de semana es para descansar!!!

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