Corriendo


En visperas de la primera carrera de este año se me ocurren varias cosas.

Desde aquel ya lejano 31 de diciembre en el que despedimos el año corriendo, bueno  mas bien trotando,  la San Silvestre vallecana han pasado dos meses en los que el mal tiempo, algún que otro achaque y otras obligaciones no nos han dejado salir a correr con la frecuencia que el cuerpo y la mente necesitarían para estar en una forma medio buena. Pero aun siempre que hay oportunidad, el cuerpo esta ansioso para salir a sufrir por los caminos que rodean Torrelaguna.

Empiezas por poco, esperando que el cuerpo responda tras el parón navideño y descubres que ni poco ni nada. A la media hora  no puedes ni respirar, tienes flato, te duelen las piernas y sudas como si llevaras media maratón. Te vuelves a casa medio decepcionado por el «fracaso» de tu primera tentativa del año pero mascullando para tus adentros: «mañana vuelvo a salir, y ademas termino». Y al día siguiente con las piernas todavía quejándose de lo del día anterior vuelves a salir. Te encuentras mejor y terminas lo que tenías previsto, y le añades un poquito mas. Sabes que el cuerpo se va a quejar, pero que en el fondo lo agradecerá.

Un día de descanso, y vuelves a salir. Cambias de recorrido. El otro es corto, suave, demasiado fácil… Así que te buscas uno con unas cuantas subidas, para forzar un poquito (te dices). Sales pleno de confianza por las buenas sensaciones del día anterior.  Vas cogiendo ritmo, te sientes bien. Hasta que llegas a la primera cuesta y ahí, poquito a poco te vas quedando sin fuelle. Te falta el aire, te sobran metros en la cuesta. Aguantas a base de cabezonería. ¡Tienes que llegar! y llegas…y nada mas subir te paras. Argggg!!!!Te doblas buscando aire para los pulmones. Miras el pulsometro ¡hala, que me va a dar un infarto!. Caminas un par de metros, pero en seguida vuelves a recuperar el trote. Te sientes bien, un llanito hace que aceleres un poquito el ritmo. Y al cabo de un rato otra subidita. Ahora te lo tomas con mas calma. Subes sin prisas y llegas cómodamente. Terminas la ruta, ya estamos con los 5 kilometros hechos.

Y ahora una semanita lloviendo. Cada día que pasa te acuerdas de lo que estas perdiendo, de lo que te va a costar otra vez recuperarte del parón.

Otra vez el buen tiempo. Empiezas otra vez la rutina. Sales a correr, sales a disfrutar del esfuerzo y sobre todo de la satisfacción cuando al acabar cada día ves que tus tiempos bajan apenas unos segundos. Pero sobre todo es la satisfacción de haber logrado lo que te has propuesto al salir de casa. Un día mas te has demostrado que eres capaz de conseguir aquello que te propongas y que sólo dependa de ti.

Y unos días de descanso te hacen pensar en probar un circuito nuevo. Y sin mirar kilómetros te metes en un circuito rompe piernas, subidas y bajadas, cuestas y  mas cuestas. Calculas que son 5 kilometros y te dices: «vamos a hacerlo despacito que hay muchas subidas». Vas mirando el crono. Cuando llevas la mitad llevas media hora. Vas pensando que te lo estas tomando con demasiada calma. Asi que aceleras un poquito el ritmo. Al final 50 minutos. Curiosamente te duelen las piernas como si hubieras batido todos los récords de velocidad y distancia.
Miras en el internet el recorrido y lo mides: 8 kilometros….ahora entiendo porque me duelen las piernas, si cuatro eran de subida…

Pero ahí estas al día siguiente pensando en recuperarte a base de una carrera suavecita, algo para estirar un poquito. Las ansias por salir y recuperarte hace que salgas con la comida todavía sin digerir y al final  el estomago puede mas que las piernas. Caminas de vuelta a casa mientras vas pensando en la carrera que tienes el próximo domingo.

Y ahora cuando preparo las cosas para irme ya estoy pensado en las próximas carreras a las que me apuntaré, a las que  nos apuntaremos. Porque esto es un locura, una locura colectiva, que nos une en el esfuerzo, que nos une en la satisfacción de terminar. Quedamos para ir a correr, pero sobre todo quedamos para contarnos las batallitas de las salidas diarias entre carreras, para decir que podíamos haber terminado mejor de no haber sido por…, para tomarnos unas cervezas, echarnos unas risas y quedar para la próxima carrera.

Un pensamiento en “Corriendo

  1. Me encanta la entrada. Es sorprendente todo lo que se puede decir hablando de algo tan cotidiano…